Este jueves, los organizadores de los Juegos Olímpicos de París-2024 recibieron la llave de la Villa Olímpica, un evento que el presidente Emmanuel Macron consideró una señal de que Francia estará lista para acoger el gran evento deportivo mundial dentro de cinco meses.
El presidente del comité de organización de los Juegos Olímpicos, Tony Estanguet, recibió la simbólica llave de la Villa de manos del responsable de la empresa encargada de las obras olímpicas, Solideo, como si se tratara de una medalla de oro.
“Es un gran día”, expresó Macron durante una visita al recinto, comprometiéndose a bañarse en el Sena, uno de los símbolos de la cita olímpica, aunque sin especificar cuándo.
La Villa Olímpica, que atravesará el Sena, acogerá a casi 14.500 atletas y entrenadores durante los Juegos Olímpicos (del 26 de julio al 11 de agosto), y a 9.000 durante los Paralímpicos (del 28 de agosto al 8 de septiembre).
La construcción de la Villa duró siete años y, según el presidente francés, se logró a tiempo, dentro del presupuesto y con ejemplaridad social y medioambiental, a pesar de desafíos como la pandemia de COVID-19 y otros obstáculos.
París-2024 ha abogado por un modelo “sobrio” y climáticamente responsable, convirtiendo la Villa Olímpica en un “manifiesto” de las grandes cuestiones urbanas del siglo XXI, según Nicolas Ferrand, responsable de Solideo.
Se espera que la Villa genere aproximadamente la mitad de las emisiones de carbono de un edificio clásico, gracias al uso de materiales de bajo impacto ambiental y a sistemas de energía renovable.
Tras los Juegos Olímpicos, la Villa se convertirá en un barrio residencial y de oficinas en las ciudades de Saint-Denis, Saint-Ouen y L’Île-Sain-Denis. Contará con paneles solares, sistemas de reutilización de agua y purificación del aire.
Los organizadores ahora se centran en equipar los departamentos con mobiliario, así como en acondicionar los servicios para los atletas, con la meta de que se sientan “como en casa” durante su estancia en la Villa Olímpica.